LA EXPERIENCIA DE NUESTRO AMIGO PACO, EN UN DÍA DE TRAIL EN SOLITARIO.
Hay ocasiones en las que parece que una ruta tiene una especie de maldición, malfario, o como quiera que se llame. El caso es que era la enésima vez que se convocaba esta ruta y, para variar, la cosa se "cruza".
Después de la "convocatoria oficial", tras unos días de espera, los de la partida ibamos a ser dos, Sergio y yo. Dos es compañía, así que "palante.
A las 6 y poco de la mañana del domingo ando desyunando cuando oigo un "toque" en el teléfono, malo. Llamo. Al otro lado suena la voz cascada de Sergio tras una noche "toledana" atendiendo al peque con fiebres (espero que esté ya mejor).
Bueno, mala suerte de nuevo. El caso que ya me he pegado el madrugón, he desayunado y estoy vestido de "romano"... pues andando, vámonos y echemos el rato.
Sobre las 8.30 a.m. empiezo a trotar. Subo por el sendero que une el camping con el Puerto del Boyar. La mañana es fresca, pero no demasiado, aunque voy subiendo, me siento agusto.
Tras el Boyar y posterior subida al Puerto de las Presillas, una agradable bajada a los Llanos del Endrinar. La hierba está congelada y cruje bajo mis "zapas".
Seguidamente encaro la ascensión del Simancón y Reloj, el cual me sirve para bautizar a la ruta. Voy subiendo entre vegetación y los paisajes empiezan a llenar el horizonte. Un velillo de brumas cubre las tierras bajas mientras el sol caldea las cumbres.
El terreno es bastante pedregoso, muy técnico en prácticamente todo el recorrido, es un trail mas para gente que viene de la montaña que del atletismo. Especialmente farragosa es la bajada a la Charca Verde, con mucha piedra suelta, sendero prácticamente inexistente y hierba alta que esconde algunas "trampas". Como voy solo extremo la prudencia y bajo casi andando.
La Charca Verde sigue siendo un lugar mágico. Todo tranquilidad y remanso, aprovecho para picotear algo y disfrutar de su entorno.
Afronto ahora una travesía que, através (valga la redundancia) de colladetes, praderas y bosque, me conducirá hasta la antecima del Caillo o Navazo Alto. Luego un corto tramo de subida y coronamos una de las cumbres con mejores vistas del Parque de Grazalema. Hoy no iba a ser menos y me deleito con un mar de sierras y un mar de nubes sobre el Estrecho. Nuevo picoteo.
Desde la cumbre del Caillo hasta el Pueblo de Villaluenga me dejo caer en un auténtico picado. Sendero pedregoso, como no, y bastante pendiente en algunos tramos, que ponen "calentitos" los cuádriceps.
En Villaluenga cruzo un saludo con unos abueletes, que me habían estado viendo bajar mientras tomaban el sol, y sigo por el nuevo "paseo marítimo" empedrado que sale del pueblo rumbo a un área recreativa, de Conejeras creo que se llama.
Antes de llegar al área dejamos el camino y atravesamos una portera de alambre, empiezo una bonita y larga subida que me volverá a conducir hasta la Charca Verde.
En esta zona el calor aprieta y empiezo a sentir los efectos de un poco de deshidratación, trato de beber y comer frutos secos salados. Hoy se me ha olvidado echar sales, no pensaba que el "lorenzo" fuera a pegar tanto.
Un pequeño amago de rampa en el muslo derecho me hace tomarme la segunda parte de la subida con mas calma.
Llego a la Charca y me cruzo con algunos grupos de caminantes, saludos, oriento a algún despistado y empiezo el tramo final de la ruta, ahora casi todo bajada y falsos llanos. Entre que estoy mas recuperado y que ya "huelo cuadra", me dejo llevar "alegrando" la zancada.
Son las 2 p.m. cuando, tras pasar junto al Peñón de Grazalema en donde "levitan" unos escaladores, llego al coche en el parquin del camping.
Las sensaciones han sido buenas y, aunque se ha echado de menos la compañía de los colegas, me siento satisfecho.
Os dejo el perfil definitivo de la ruta y el enlace a "wiki" por si os apetece repetirla.
Taluego.
Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1408578
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